Bien. Hemos llegado, ciertamente no sé cómo porque me duelen aún las extremidades (ojo, que estoy practicando mentalmente para ser profesora de castellano en Dinamarca) de subir y bajar escaleras y patear miles de calles con el peso en la espalda, en el hombro y brazo derecho.
Mochila, portátil y maleta de 21 kg todo resumido para una estancia aproximada de cinco meses.
Mi compañera de cuarto está ya roncando del sueño que tiene y yo dentro de poco también me dejaré abrazar por Morfeo por muy feo que sea, que los feos también tienen derecho hombre.
Mañana o pasado mañana empezaré a hacer un blog del día a día en Odense y esta tierra de vikingos en que la gente es ciertamente muy amable (excepto la chica gordita del Hotel Copenhagen donde pasamos la primera noche en la capital, no os lo recomiendo), todos son guapos y sí, la tienda de IKEA está presente en todas las casas de aquí.
Por cierto, sé que la bici es un tema pendiente pero no me pidáis que vaya en bici y que con la otra mano lleve la bolsa de la compra o hable por móvil. Buf, que control estos daneses...
En definitiva que la primera impresión es positiva porque son todas las casitas como las de Hansel&Gretel y es todo como de cuento de hadas.
Mañana, cuando estemos un poquito mejor ya iré informando
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