lunes, 28 de septiembre de 2009

O casi nómadas...

Mañana emprendéis un nuevo camino. Un nuevo viaje lleno de ilusión, de inseguridad, de miedo...Una mezcla de todo quizá...
Es curioso como para muchas personas el cambiar de país es algo "obligatorio" porque no queda otra. Estando aquí en Odense, el sábado pasado hubo en el centro del pueblo una congregación-celebración de gente de distintos países árabes mostrando al pueblo danés su comida, sus costumbres y su misma integración en este país nórdico.
No sé. En ese instante me acordé de mi tío Ali, libanés a mucha honra jeje. Él marchó de su tierra en busca de oportunidades y llegó ni más mi menos que a Barcelona. Conoció a mi tía Gladys, paraguaya también a mucha honra. Ella marchó de su tierra también en busca de oportunidades aprovechando su juventud, escapando también de un amor traicionero e intentando colaborar junto con mi madre con la familia que quedaba en casa. Hay tanta gente que se ve obligada a emigrar...
Otros sin embargo toman esto como una pequeña aventura, como podría ser mi caso, y como una experiencia a vivir.
Otros son nómadas de nacimiento y tienen la imperiosa necesidad de volar y dejarse llevar, conociendo otras culturas y otros idiomas un poco a la fuerza para satisfacer su hambre voraz. Como podría ser el caso de Dominique, un amor que tuvo mi querido amigo Jaume, o Luca, un amor que tiene aquí la que escribe.
Mañana empiezan de nuevo mis tíos junto con mis primos a montar un castillo en Canadá. Los niños están encantados. Mi tío contentísimo porque lleva toda la vida soñando con irse a un país "avanzado" donde se reencontrará con familiares y donde todo en su mente es fácil. Él también se podría incluir en ese grupo de gente con inquietudes y con ganas de conocer mundo, sin miedo a nada... Caso a parte es mi tía. Mi adorada tía que para mi ha sido siempre como una mezcla entre hermana mayor y amiga-confidente. Un apoyo siempre presente.
A ella quiero mandarle toda mi energía positiva. Quiero realmente que todos sus esfuerzos y sus penurias sean recompensadas y pueda nuevamente estabilizarse. No tienen otro remedio ya que la suerte en Catalunya parece haberse acabado para estas dos personas que vinieron de tan lejos, que construyeron un hogar y han visto nacer y crecer a sus dos solecitos Dani y Fátima. Quién sabe qué destino les espera.
Yo, por lo pronto y egoístamente hablando, me gustaría que volvieran con una pequeña fortuna que les permita quedarse de nuevo.
Tampoco sé muy bien donde estaré yo, donde me quedaré yo...
La que también me da penita es mi mi madre, que se queda sin su hermana pequeña.
De todos modos mucha suerte familia y un montón de besos. Os quiero muuuuuuucho-
¡Jajotopáta en Canadá!

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