Qué tontería ¿no? El poner en este cajón desastre de pensamientos, idas y venidas todo lo que pasa por mi cabeza o mi corazoncito.
La verdad, qué tontería explicarle a esta pared blanca cómo me siento, qué me pasa, qué me falta... en vez de coger el teléfono y llamar a un amig@ contándole todas estas cosas mientras tomas una birra (o un café jeje) sin sentir que estás publicando tu estado de ánimo a los cuatros vientos, para personas que conoces y no te conocen tan por dentro, y para personas que no te conocen de nada.
Éstas últimas pues mira, tienen un pase porque total te están "escuchando" sin reconocerte por la calle. Es como esos días en los que pillas a un ser cualquiera en estado de embriaguez-contentura y le cuentas tu vida, y parece que las cosas son más sencillas, que la vida es más fácil. Sobretodo con es@s que te presentan una noche un amig@ y con los que simplemente conectas no sabes porqué y son como un amig@ de prestado. Vamos, lo que vendrían siendo los barman en las pelis.
Incluso tú mismo a veces eres el que está del otro lado. Y te pones a pensar que hay más gente como tú y parece que tus problemas ese día son menos.
Quizá el problema está en esas personas que sí son tus amig@s y a los que no quieres rallar con tus cosas. Suficientes veces lo haces ya. Y quien más quien menos tienen sus propios problemas. A mi no me importa para nada que me cuenten sus cosas, es más, me siento feliz de poder dar un poco de consuelo a sus cabecitas y, si es posible, dar algún que otro consejo que les pueda aliviar.
Por lo menos el descargarse va bien.
A veces me pongo a pensar en las personas que sí me conocen y leen mis impresiones (porque últimamente son impresiones, no son comentarios interesantes sobre la vida del cangrejo, frase que usa mucho una amiga, o sobre noticias interesantes en el día de hoy). No, son pura y llanamente desvaríos de una persona de 30 años (ay, casi 31).
Y a veces escribo aquí cosas que me pasan por la cabeza pensando que algunas de ellas no se pueden publicar, se quedan en mi propia cabecita. No puedo desnudar mi alma al completo. Y algunas otras las dejo aquí sintiendo un poco de vergüenza, porque sé q lo leerán más tarde o más temprano y que les estaré contando con texto lo que no digo con palabras. Seguramente un escritor sienta que parte de su persona, de su yo más interno está siendo expuesto ante los ojos de la gente que lea sus palabras. Y no se sabrá hasta que punto es realidad o ficción. Quizá solo lo sepa la persona que ha convivido esa experiencia. Quizá lo sepa solo el escritor. O ni el mismo sabrá ya distinguir entre la vida que realmente ha vivido y la que no.
Últimamente me cierro un poco en mi misma. Supongo que es normal porque me siento muy desubicada.
La conclusión del día es que tengo que ir corriendo a que me hagan Reiki. Punto.
1 comentario:
Cada vez cuesta más escribir comentarios en tu blog. No se me ocurre qué responder a las cosas que se te pasan por la cabecita; simplemente decirte que te leo.
Un petó.
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